Perú ha experimentado un rápido crecimiento económico sostenido en los últimos años, en parte impulsado por el desarrollo generalizado en los sectores de procesamiento y fabricación. El producto interno bruto (PIB) creció 184% de 1990 a 2012, mientras que las emisiones aumentaron 224% en el mismo período de tiempo; esto evidencia de que la economía del Perú es cada vez más intensiva en carbono.

En el Perú, los aglomerados industriales han contribuido a la inversión extranjera y la creación de empleo, pero también han afectado negativamente los recursos ambientales. Por ello, es crucial implementar tecnologías de bajas emisiones de carbono y medidas de eficiencia energética, especialmente en zonas industriales con alto consumo energético.

El país ha adoptado estrategias como la Estrategia Nacional de Crecimiento Verde y la Estrategia Nacional ante el Cambio Climático, alineadas con el Acuerdo de París, para avanzar hacia una economía más sostenible.

Aunque el Programa Nacional para la Diversificación de la Producción (PNDP) ha planteado propuestas para el desarrollo de zonas industriales, estas aún están en una fase temprana. La planificación adecuada de estas zonas, especialmente en Lima y Callao, es esencial para mitigar el impacto del cambio climático. Estas áreas concentran más del 67% de la producción industrial del país y generan un importante volumen de contaminantes, destacando la necesidad de una gestión ambiental eficiente.